Desde CIGAT y desde el enfoque fisioterápico favorecemos el gateo, al reconocer los múltiples beneficios para el neurodesarrollo que de su práctica se desprenden. Con este artículo nos gustaría mostrar una visión más amplia y global del gateo fruto de las diferentes conclusiones a las que diversas investigaciones han llegado.
¿Qué es el gateo y cuándo ocurre?
Un niño suele gatear entre los 7 y los 10 meses de edad, aunque no todos los bebés lo hacen. El gateo es una manera particular de desplazarse de los bebés que recuerda al modo de hacerlo de los gatos cuando son cachorros y que es la antesala de los primeros pasos, que se producen entre los doce y los quince meses de edad.
¿Qué dicen recientes investigaciones sobre el gateo?
A lo largo de los últimos años se han realizado numerosas investigaciones acerca de la importancia del gateo para el desarrollo de los niños en diferentes aspectos.
Desde la antropología, se describe cómo los bebés Au, cazadores recolectores de Papúa, Nueva Guinea, no pasan por el estado del gateo, así como los bebés de otras sociedades tradicionales, algunas en Paraguay, Mali o Indonesia, transportaban a sus bebés erguidos en portabebés hasta los doce meses el 86 % del tiempo. En las raras ocasiones que las madres dejaban a sus bebés en el suelo lo hacían sentado no tumbado boca abajo, por lo que nunca aprendían a gatear.
Una investigación sobre niños en Bangladesh mostraba que gatear aumenta de forma notable el riesgo de contraer diarrea, el antropólogo David Tracer de la Universidad de Colorado, propone que llevar a los niños en brazos, reduce su exposición a los patógenos del suelo; protegiéndoles también de los predadores. Llegando a la conclusión de que el estadio del gateo, es un hito moderno del desarrollo, que habría surgido hace uno o dos siglos, después de que los humanos empezaran a vivir en casas elevadas, provistas de suelos revestidos e higiénicos.
Desde el punto de vista neuropsicológico, al analizar a niños de entre 5 y 6 años que presentaron o no la conducta de gateo y su relación con la madurez neuropsicológica. El estudio concluyó que, si bien la muestra evaluada a nivel general tiene un nivel de madurez neuropsicológica dentro del promedio de edad, los resultados de la comparación del rendimiento entre los 2 grupos muestran que la conducta de gateo presuntamente guarda relación con el desarrollo psicomotor y, con ello, con la coordinación ojo-mano en actividades de escritura y lectura, ubicación espacial, atención y ritmo.
Entendiendo que estos datos deberían confirmarse a través de estudios empíricos, con muestras más amplias, en diferentes edades y contextos, con el fin de formar un referente teórico más sólido que permita establecer una relación más clara con la madurez neuropsicológica y otras variables de estudio.
¿Por qué unos niños gatean y otros no?
Las razones por las que hay bebés que se lanzan a gatear mientras que otros llegan directamente a dar sus primeros pasos sin pasar por esa fase se desconocen.
Alrededor de un 20% de niños sanos no gatean y no existe una causa que lo explique. Hay niños que practican otras variantes del gateo, como el llamado shuffling o arrastramiento, porque los niños se mueven sentados en el suelo y remando o impulsando el cuerpo con los brazos, pero también hay otros que gatean apoyando una rodilla y un pie. Cada bebé tiene su estilo particular para gatear.
No se considera patológico el hecho de que un bebé no gatee, ni existe evidencia científica sobre por qué unos lo hacen y otros no. Gatear podría facilitar el caminar y la coordinación de movimientos, pero no hay estudios que demuestren suficiente evidencia científica de que mejore la capacidad visual, la destreza manual, la fuerza de las extremidades inferiores o la capacidad pulmonar. Aunque el gateo puede resultar un buen entrenamiento para ejercitar brazos y piernas y ganar confianza a la hora de que el bebé se suelte a andar, es importante considerar que cuando un bebé gatea, puede haber riesgo de accidentes domésticos, así que conviene prevenirlos adaptando el hogar (Ej: cubrir los enchufes, evitar objetos pequeños del suelo, restringir el acceso a lugares donde pueda caerse, cubrir superficies punzantes como esquinas de mesas bajas,etc.)
Se puede dar el caso de bebés que después de comenzar a caminar vuelven al gateo, lo que en muchas ocasiones preocupa a los padres. Esto no debe ser visto como un problema. Si ha vuelto al suelo, es porque, probablemente, aún no estaba del todo preparado para andar, y cuando lo esté, volverá a intentarlo y afianzará la marcha.
En CIGAT creemos que el gateo es un clásico del desarrollo del movimiento de los niños que precede a los primeros pasos del bebé y que aporta ventajas, como el entrenamiento de la coordinación de movimientos, pero que si no se presenta, no implica necesariamente un freno en el desarrollo del niño.
¿Qué trabajamos los fisios de CIGAT en el gateo?
Trabajaremos en el aprendizaje del gateo con los niños que presentan alguna alteración en el tono muscular, con objetivos específicos en cada una de sus fases, para favorecer el aumento de fuerza en los miembros superiores, la apertura de manos, la extensión activa del tronco, la disociación de los miembros, favorecer el equilibrio de fuerzas en la musculatura abdominal y paravertebral, mejorar la coordinación y favorecer diferentes cambios posturales desde la postura del gateo.
Contemplamos y conocemos los potenciales beneficios que el gateo puede aportar al desarrollo del bebé, aunque no haya suficiente evidencia de que estos se logren sólo gateando.
Desde CIGAT creemos que en el desarrollo motor existen diversos caminos y posibilidades, que son múltiples las maneras que nos permiten alcanzar nuestros objetivos.