Los niños con autismo tienen más dificultades para dormir debido a que cuentan ondas cerebrales menos profundas que los niños con desarrollo típico, es decir, que presentan un sueño más superficial, según un estudio de la Universidad Ben-Gurion del Negev (Israel) que ha se ha publicado en la revista ‘Sleep’.
Estudios previos han demostrado que entre el 40 y el 80 por ciento de los niños en el espectro autista tienen alguna forma de perturbación del sueño, como problemas para dormirse, despertarse frecuentemente durante la noche y levantarse temprano, lo que crea serios problemas para los niños y sus familias. Determinar las causas que crean estas alteraciones del sueño es un primer paso crítico para encontrar la manera de mitigarlas.
Este equipo de investigación examinó la actividad cerebral de 29 niños con autismo y 23 niños sin autismo. Su actividad cerebral fue registrada mientras dormían durante una noche entera. El sueño normal comienza con períodos de sueño profundo que se caracterizan por ondas cerebrales lentas de alta amplitud. Sin embargo, las grabaciones revelaron que las ondas cerebrales de los niños con autismo son, en promedio, un 25 por ciento más débiles (menos profundas) que las de los niños con un desarrollo típico, lo que indica que tienen problemas para entrar en el sueño profundo, el aspecto más crítico para lograr una experiencia de sueño reparador.
Ahora que el equipo ha identificado la fisiología potencial que subyace a estas dificultades de sueño, los investigadores están planeando estudios de seguimiento para determinar cómo generar un sueño más profundo y ondas cerebrales más grandes. Esto podría incluir el aumento de la actividad física durante el día, terapias de comportamiento y alternativas farmacológicas, como el cannabis medicinal.
Fuente: Europa Press